La Biblia es un libro sagrado, un verdadero tesoro: no conviene leerla como una revista o una novela, tampoco por mera curiosidad. Hay que leerla "como lo que es realmente: la Palabra de Dios, que actúa en los que creen", como el Libro de la Alianza de amor que Dios hizo con la humanidad, como la Buena Noticia más "buena" y más "noticia", la única que da su verdadero sentido a la vida y a la muerte.
Hay que leerla con humildad. "Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra -oró Jesús- por haber ocultado estas cosas (las del Reino de Dios) a los sabios y a los prudentes, y haberlas revelado a los pequeños."
Porque si además de navegar -como lo hizo el mismo Jesús- , penetra en nuestro corazón la Buena Noticia, seremos plenamente felices y capaces de hacer felices a los demás.
Sí. Tenemos la posibilidad de dejarlo entrar en nuestro corazón, y.... ¡tener un Dios que camina sobre las aguas, manda calmar al viento y al oleaje, y que nos AMA más de lo que podamos imaginar!
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La pesca milagrosa
La pesca milagrosa
Cierto día la gente se agolpaba alrededor de Jesús para escuchar la palabra de Dios, y él estaba de pie a la orilla del lago de Genesaret. En eso vio dos barcas amarradas al borde del lago; los pescadores habían bajado y lavaban las redes. Subió a una de las barcas, que era la de Simón, y le pidió que se alejara un poco de la orilla; luego se sentó y empezó a enseñar a la multitud desde la barca.Cuando terminó de hablar, dijo a Simón: “Navega mar adentro y echen las redes para pescar.” Simón respondió: “Maestro, por más que lo hicimos durante toda la noche, no pescamos nada; pero, si tú lo dices, echaré las redes.” Así lo hicieron, y pescaron tal cantidad de peces, que las redes casi se rompían. Entonces hicieron señas a sus compañeros que estaban en la otra barca para que vinieran a ayudarles. Vinieron y llenaron tanto las dos barcas, que por poco se hundían.
Al ver esto, Simón Pedro se arrodilló ante Jesús, diciendo: “Señor, apártate de mí, que soy un hombre pecador.” Pues tanto él como sus ayudantes se habían quedado sin palabras por la pesca que acababan de hacer. Lo mismo les pasaba a Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, compañeros de Simón. Jesús dijo a Simón: “No temas; en adelante serás pescador de hombres.” En seguida llevaron sus barcas a tierra, lo dejaron todo y siguieron a Jesús.
Evangelio de San Lucas
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El arca de Noé
El arca de Noé
Lo que sigue corresponde al primer libro del Antiguo Testamento la Biblia llamado Génesis:
Hijos de Dios e hijas de los hombres
6 Cuando los hombres empezaron a multiplicarse sobre la tierra y les nacieron hijas, los hijos de Dios se dieron cuenta de que las hijas de los hombres eran hermosas y tomaron por esposas de entre todas aquellas que les gustaron. Entonces dijo Yavé: "No permanecerá para siempre mi espíritu en el hombre, porque no es más que carne; que sus días sean de ciento veinte años." En ese entonces había gigantes sobre la tierra, y también los hubo después, cuando los hijos de Dios se unieron a las hijas de los hombres y tuvieron hijos de ellas. Estos fueron los héroes de la antigüedad, hombres famosos.
El diluvio
Yavé vio que la maldad del hombre en la tierra era grande y que todos sus pensamientos tendían siempre al mal. Se arrepintió, pues de haber creado al hombre y, muy a su pesar, dijo: "Exterminaré de la tierra a los hombres que he creado, desde el hombre hasta los animales, los reptiles y las aves del cielo; pues me pesa haberlos creado."
Noé, sin embargo, se había ganado el cariño de Yavé.
Esta es la historia de Noé. Noé fue, en su tiempo, un hombre justo y que se portó bien en todo; Noé andaba con Dios. Los hijos de Noé fueron: Sem, Cam y Jafet.
La tierra se corrompió a la vista de Dios y se llenó de violencia. Viendo Dios que la tierra estaba corrompida, pues todos los mortales se habían descarriado en la tierra, dijo Dios a Noé: "He decidido acabar con todos los mortales, porque la tierra está llena de violencia por culpa de ellos. Por eso los voy a hacer desaparecer de la tierra.
Haz para ti un arca de madera de ciprés; en el arca dispondrás celditas , y la calafatearás con brea por dentro y por fuera. Estas serán sus medidas: Longitud del arca, ciento cincuenta metros; ancho, veinticinco metros; alto, quince metros. Al arca le pondrás un techo y le dejarás medio metro de entretecho, pondrás la puerta del arca en un costado y harás un primer piso, un segundo y un tercero.
Por mi parte, voy a mandar el diluvio, o sea, las aguas sobre la tierra, para acabar con todo ser que respira y vive bajo el cielo; todo cuanto existe en la tierra morirá. Pero contigo voy a firmar mi pacto: Entrarás en el arca tú y tus hijos, tu esposa y las esposas de tus hijos contigo. Meterás en el arca una pareja de todo ser viviente, o sea de todos los animales, para que puedan sobrevivir contigo. Tomarás macho y hembra. De cada especie de pájaros, de animales, de cada especie de los que se arrastran por el suelo entrarán contigo dos de cada una para que puedan salvar su vida. Tú mismo, además, procúrate toda clase de alimentos y guárdalos, pues te servirán de comida a ti y a ellos."
Hizo pues, Noé lo que Yavé le había mandado.
7 Yavé dijo a Noé: " Entra en el Arca, tú y tu familia, pues tú eres el único justo que he encontrado en esta generación. De todos los animales puros, tomarás siete parejas de cada especie: cada macho con su hembra. De los animales impuros, tomarás un macho con su hembra. Del mismo modo, de las aves del cielo tomarás siete parejas: macho y hembra. Esto será con el fin de conservar las especies sobre la tierra. Porque dentro de siete días haré llover sobre la tierra durante cuarenta días y cuarenta noches, y exterminaré a todos los seres que creé."
Noé hizo todo lo que Yavé le había mandado. Noé tenía seiscientos años cuando se produjo el diluvio que inundó la tierra.
Noé, pues, junto con su esposa, sus hijos y las esposas de sus hijos, entró en el Arca para salvarse de las aguas del diluvio. Animales puros e impuros, aves del cielo y reptiles de la tierra, entraron con Noé en el Arca. Entraban de dos en dos, macho y hembra, como Dios lo había ordenado. Luego, a los siete días, comenzaron a caer sobre la tierra las aguas del diluvio.
A los seiscientos años de la vida de Noé, el día diecisiete del segundo mes del año, brotaron todos los manantiales del fondo del mar y las compuertas del cielo se abrieron. Estuvo lloviendo sobre la tierra por cuarenta días y cuarenta noches. Ese mismo día entró Noé en el Arca con sus hijos Cam, Sem y Jafet, su esposa y nueras. Y también entraron con ellos cada una de las especies de animales salvajes, de los otros animales, de los reptiles que se arrastran en el suelo, y de las aves; toda clase de pájaros y de insectos alados. De todo ser que respira y vive entraron con Noé en el arca en fila de a dos. Y los que entraban eran un macho y una hembra de cada especie que iban llegando según la orden de Dios.
Y Yavé cerró la puerta del Arca detrás de Noé. EL diluvio cayó por espacio de cuarenta días sobre la tierra. Crecieron, pues, las aguas y elevaron el Arca muy alto sobre la tierra.
Las aguas crecieron mucho sobre la tierra; mientras tanto el arca flotaba sobre las aguas. Subió el nivel de las aguas y crecieron mucho, muchísimo, sobre la tierra, y quedaron cubiertos los montes más altos que hay debajo del cielo. Quince metros por encima subió el nivel de las aguas, quedando cubiertos los montes. Murió todo ser mortal que se mueve sobre la tierra; aves, bestias, animales y todo lo que se mueve sobre la tierra. Y toda la humanidad.
Todo ser vivo que existía sobre la tierra murió. Así, perecieron todos los vivientes que había sobre la tierra, desde el hombre hasta los animales, los reptiles y las aves del cielo. Todos fueron borrados de la superficie de la tierra. Sólo sobrevivieron Noé y los que estaban con él en el Arca.
8 Las aguas inundaron la tierra por espacio de ciento cincuenta días. Y Dios se acordó de Noé y de todas las fieras salvajes y de los otros animales que estaban con él en el arca.
Los manantiales que brotaban desde el fondo del mar y las compuertas del cielo, que estaban abiertas, se cerraron, y la lluvia cesó de caer sobre la tierra.
Las aguas iban bajando en la superficie de la tierra: Comenzaron a bajar al cabo de ciento cincuenta días. El día diecisiete del séptimo mes, el Arca descansó sobre los montes de Ararat. Y las aguas siguieron bajando hasta el mes décimo, hasta que el día primero de este mes aparecieron las cumbres de los montes.
Después de cuarenta días, Noé abrió la ventana que había hecho en el Arca y soltó al cuervo, el cual revoloteaba sobre las aguas, yendo y viniendo, hasta que se evaporaron las aguas de la tierra. Después Noé soltó a la paloma, para ver si las aguas habían bajado en la superficie de la tierra. La paloma, no encontrando dónde posarse, volvió al Arca, pues todavía las aguas cubrían toda la superficie de la tierra. Noé alargó la mano, tomó la paloma y la hizo entrar en el Arca. Esperó siete días más y de nuevo soltó a la paloma fuera del Arca. La paloma volvió al atardecer, trayendo en su pico una rama verde de olivo.
Así, Noé se dio cuenta que las aguas habían bajado en la superficie de la tierra. Aún esperó otros siete días más y soltó a la paloma, que ya no volvió más al Arca. Noé retiró la cubierta del Arca, miró y vio que la superficie del suelo estaba seca.
El día veintisiete del segundo mes del año seiscientos uno de la vida de Noé quedó seca la tierra. Entonces Dios habló de esta manera a Noé: "Sal del arca, tú y tu esposa, tus hijos y tus nueras. Saca también contigo a todos los seres vivientes que tienes dentro, de cualquier especie, ya sean aves, animales o reptiles que se arrastran por el suelo; que pululen, llenen la tierra y se multipliquen." Salió, pues, Noé y con él sus hijos, su esposa y sus nueras. Todos los animales salvajes y domésticos, todas las aves y todos los reptiles que se arrastraban sobre la tierra salieron por familias del arca.
Noé construyó un altar a Yavé y, tomando de todos los animales puros y de todas las aves puras, ofreció sacrificios en el altar. Al aspirar el agradable aroma, Yavé decidió: "Nunca más maldeciré la tierra por culpa del hombre, pues veo que desde su infancia está inclinado al mal. Ni volveré más a castigar a todo ser viviente como acabo de hacerlo."
Mientras dure la tierra,
habrá siembra y cosecha,
pues nunca cesarán
ni el frío ni el calor,
ni el verano o el invierno
ni los días o las noches.Fin
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Yavé responde a Job
Yavé responde a Job
Lo que sigue corresponde al libro del Antiguo Testamento de la Biblia llamado Job:
Yavé respondió a Job en medio de la tempestad, y dijo:
"¡Quién es ese que oscurece mis obras con palabras insensatas?
Amárrate los pantalones como hombre; voy a preguntarte, y tú tendrás que enseñarme.
¿Dónde estabas tú cuando yo fundaba la tierra? ¡Habla, si es que sabes tanto! ¿Sabes tú quién fijó sus dimensiones, o quién la midió con una cuerda?
¿Sobre qué están puestas sus bases o quién puso su piedra angular,
mientras cantaban a coro las estrellas
del alba y lo aclamaban todos los hijos de
Dios?
¿Quién encerró con doble puerta el mar
cuando salía borbotando del seno materno,
cuando le puse una nube por vestido,
y espesos nublados por pañales;
cuando le fijé sus límites y le puse
puertas y cerrojos
diciendo: "Llegarás aquí y no pasarás,
aquí se romperá el orgullo de tus olas"?
¿Has mandado una vez en tu vida a la
mañana o indicado a la aurora su lugar,
para que tome los bordes de la tierra
y eche fuera de ella a los malhechores?
Ella entonces tiñe de rojo la tierra
como un vestido; les quita su luz a los
malvados y quiebra el brazo que iba a
matar.
¿Has llegado hasta donde nace el mar
y paseado por el fondo del abismo?
¿Se te han mostrado las puertas de la
muerte? ¿Has visto los porteros del país de
la sombra?
¿Has medido las llanuras inmensas?
¡Indícalo, si lo sabes!,
y por dónde se va a la morada de la
luz y dónde están las tinieblas,
para que puedas llevarlas a su sitio y
encaminarlas hacia su casa.
Si lo sabes, entonces ya habías nacido,
Y grande es el número de tus días.Fin
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Elías huye al desierto
Elías huye al desierto
ENCUENTRA A DIOS EN EL HOREBLo que sigue corresponde al libro del Antiguo Testamento de la Biblia llamado Reyes:Ajab contó a Jezabel todo lo que había hecho Elías y cómo había dado muerte a cuchillo a todos los profetas de Baal. Y Jezabel mandó a decir a Elías: "Que yo muera si mañana a esta hora no te trato como has tratado a los profetas de Baal."
Elías tuvo miedo y huyó para salvar su vida. Al llegar a Bersebá de Judá dejó allí a su muchacho. Caminó por el desierto todo un día y se sentó bajo un árbol. Allí deseó la muerte y se dijo: "Ya basta, Yavé. Toma mi vida, pues yo voy a morir como mis padres." Después se acostó y se quedó dormido debajo del árbol.
Un ángel vino a tocar a Elías y lo despertó diciendo: "Levántate y come." Elías miró y vio a su cabecera un pan cocido sobre piedras calientes y un jarro de agua. Después que comió y bebió, se volvió a acostar. Pero por segunda vez
el ángel de Yavé lo despertó diciendo: "Levántate y come, si no el camino será demasiado largo para ti." Se levantó, pues, para comer y beber, y con la fuerza que le dio aquella comida, caminó cuarenta días y cuarenta noches hasta llegar al cerro de Dios, el Horeb. Allí se dirigió hacia la cueva y pasó la noche en ese lugar. Y le llegó una palabra de Yavé: "¿Qué haces aquí, Elías?"
Él respondió: " Ardo de amor celoso por Yavé, Dios de los Ejércitos, porque los israelitas te han abandonado, han derribado tus altares y han muerto a espada a tus profetas. Sólo quedo yo, y me buscan para quitarme la vida." Entonces se le dijo: "Sal fuera y permanece en el monte esperando a Yavé; pues Yavé va a pasar."
Vino primero un huracán tan violento que hendía los cerros y quebraba las rocas delante de Yavé. Pero Yavé no estaba en el huracán. Después hubo un terremoto, pero Yavé no estaba en el terremoto. Después brilló un rayo, pero Yavé no estaba en el rayo. Y después del rayo se sintió el murmullo de una suave brisa. Elías al oírlo se tapó la cara con su manto, salió de la cueva y se paró a su entrada.
Y nuevamente se le preguntó: "¿Qué haces aquí, Elías?" Él respondió: "Ardo de amor celoso por Yavé, Dios de los Ejércitos, porque los israelitas te han abandonado, derribado tus altares y dando muerte a tus profetas. Sólo quedo yo, y quieren matarme"
Yavé le dijo: "Vuelve por donde viniste atravesando el desierto y anda hasta Damasco. Tienes que establecer a Jazael como rey de Aram, a Jehú como rey de Israel, y a Eliseo para ser profeta después de ti. Al que no mate Jazael, lo hará morir Jehú, al que no haga morir Jehú, lo matará Eliseo. Pero dejaré en Israel a siete mil hombres, que son todos los que no se arrodillaron ante Baal, ni lo besaron."
Fin
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Jonás
Jonás
Lo que sigue corresponde al Libro de Jonás, del Antiguo Testamento de la Biblia:Yavé manda a Jonás a Nínive
1 La palabra de Yavé fue dirigida a Jonás, hijo de Amittay, en estos términos: "Levántate, vete a Nínive, la ciudad grande, y predica contra ellos, porque su maldad ha subido hasta mí." Se levantó Jonás para huir a Tarsis, lejos de la presencia de Yavé, y descendió a Joppe, donde encontró un barco que salía para Tarsis. Pagó su pasaje y se embarcó para irse con ellos a Tarsis, lejos del rostro de Yavé. Pero Yavé envió un fuerte viento sobre el mar, causando una tempestad tan grande que el barco amenazaba hundirse. Los marineros tuvieron miedo y cada uno invocaba a su dios. Después echaron la carga del barco al mar para sacarle peso. Jonás, mientras tanto, había bajado al fondo del barco y dormía profundamente. El capitán se acercó a él y le dijo: "¿Cómo estás durmiendo? Levántate, invoca a tu Dios, quizá se acuerde de nosotros y no pereceremos."
Después se dijeron unos a otros: "veamos, echemos suerte para saber quién es el culpable de ese mal." Echaron a suerte y la suerte cayó en Jonás. Entonces le dijeron: "Ya que eres el causante de nuestra desgracia, enséñanos cuál es tu oficio y de dónde vienes. ¿Cuál es tu país y de que pueblo eres?" Les respondió: "Soy hebreo y temo a Yavé, Dios del Cielo, que hizo el mar y la tierra." Aquellos hombres tuvieron gran miedo y le dijeron: "¿Qué es lo que has hecho?" Pues acababa de decirles que huía de la presencia de Yavé.
Le dijeron: "¿Qué haremos contigo para que se calme el mar?", pues el mar se embravecía . Él les contestó: "Llévenme y arrójenme al mar, y éste se clamará, porque sé que por culpa mía les ha sobrevenido esta tempestad."
Los marineros se esforzaron remando por alcanzar tierra, pero no pudieron porque el mar cada vez se ponía más agitado. Entonces invocaron a Yavé y le dijeron: "Oh Yavé, no nos hagas perecer a todos por causa de este hombre, ni nos consideres culpable de su muerte, ya que tú, Yavé, has obrado todo según deseabas."
Luego, llevando a Jonás lo tiraron al mar, y el mar calmó su furia. Aquellos hombres temieron a Yavé y con gran respeto le ofrecieron un sacrificio y le hicieron votos. Yavé ordenó a un gran pez que tragara a Jonás, y Jonás estuvo tres días y tres noches en el vientre del pez.Jonás en el vientre del pez
2 Entonces Jonás oró a Yavé, su Dios, desde el vientre del pez, y le dijo:
"En mi angustia llamé a Yavé
y me respondió,
grité desde el lugar de los muertos
y tú oiste mi voz.
Me habías arrojado en el abismo,
en el corazón de los mares ,
y la corriente me cercaba.
Todas tus olas y tus remolinos pasaron sobre mí.
Entonces, me dije: He sido arrojado
de tu presencia,
nunca más veré tu santo templo.
Me envolvieron las aguas hasta el cuello,
el abismo me rodea,
las algas se enredan en mi cabeza.
A las raíces de los montes descendí,
los cerrojos de la tierra estaban cerrados
tras de mí para siempre.
Pero me hiciste subir vivo de la fosa,
¡oh Yavé, mi Dios!
Cuando en mí se me desfallecía el alma,
me acordé de Yavé,
y mi oración llegó a ti, a tu santo templo.
Los que adoran los ídolos vanos
abandonan la fuente de gracia;
pero yo en acción de gracias
te ofreceré un sacrificio y cumpliré mis votos:
De Yavé viene la salvación."Entonces Yavé dio orden al pez y éste vomitó a Jonás sobre la tierra.
Fin
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El signo de Jesús
El signo de Jesús
Lo que sigue corresponde al Evangelio de San Mateo (Nuevo Testamento):
Entonces algunos escribas y Fariceos le dijeron: "Maestro, queremos que nos hagas ver un signo". Él les respondió: "Esta generación malvada y adúltera reclama un signo, pero no le dará otro que el del profeta Jonás. Porque así como Jonás estuvo tres días y tres noches en el vientre del pez, así estará el Hijo del hombre en el seno de la tierra tres días y tres noches.
El día del Juicio, los hombres de Nínive se levantarán contra esta generación y la condenarán, porque ellos se convirtieron por la predicación de Jonás, y aquí hay alguien que es más que Jonás. El día del Juicio, la Reina del Sur se levantará contra los hombres de esta generación y los condenará, porque ella vino de los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón, y aquí hay alguien que es más que Salomón.
Fin
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Jesús anda sobre las aguas del lago
Jesús anda sobre las aguas del lago
Lo que sigue corresponde al Evangelio de San Mateo (Nuevo Testamento):
Inmediatamente después, Jesús obligó a sus discípulos a que se embarcaran y fueran a esperarlo al otro lado, mientras él despedía a la muchedumbre.
Una vez que los despidió, subió solo a un cerro a orar. Al caer la noche, estaba allí solo. Entre tanto, la barca estaba ya muy lejos de tierra, sacudida fuertemente por las olas, porque soplaba viento en contra.
De madrugada, fue Jesús hacia ellos caminando sobre le mar. Al verlo caminar sobre el mar, se asustaron y exclamaron: "¡Es un fantasma!" Y llenos de miedo comenzaron a gritar. Jesús les dijo al instante: "Ánimo, no teman, soy yo." Pedro contestó: "Señor, si eres tú, manda que yo vaya a ti caminando sobre las aguas."
Jesús le dijo: "Ven." Pedro bajó de la barca, y caminaba sobre las aguas para llegar a Jesús. Pero, al fijarse en la violencia del viento, tuvo miedo y comenzó a hundirse. Entonces gritó: "¡Sálvame, Señor!" Al instante Jesús extendió la mano, diciendo: "Hombre de poca fe, ¿por qué vacilaste?"
Cuando subieron a la barca, cesó el viento, y los que estaban en la barca se postraron delante de él, diciendo: "¡Verdaderamente, tú eres hijo de Dios!" Una vez terminada la travesía, tocaron tierra en Genesaret. Al reconocerlo, la gente del lugar divulgó la noticia por toda la región. Le trajeron todos los enfermos, rogándole que los dejara tocar solamente el fleco de su capa. Todos los que lo tocaron quedaron totalmente sanos.
Fin
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La tempestad calmada
La tempestad calmada
Lo que sigue corresponde al Evangelio de San Lucas (Nuevo Testamento):
Un día subió Jesús a una barca con sus discípulos. Les dijo: "Pasemos a la otra orilla del lago." Y ellos remaron mar adentro. Mientras navegaban, Jesús se durmió. De repente, una tempestad se desencadenó sobre el lago, y la barca se fue llenando de agua, a tal punto que peligraban. Se acercaron a él y lo despertaron: "Maestro; Maestro, estamos perdidos." Jesús se levantó, y amenazó al viento y a las olas encrespadas; estas se tranquilizaron y todo quedó en calma. Después les dijo: "¿Dónde está la fe de ustedes?".
Los discípulos quedaron llenos de temor y de admiración y se decían entre ellos: "¿Quién es éste que puede mandar a los vientos y las olas, y le obedecen?".
Fin
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Pecados de la lengua
Pecados de la lengua
Lo que sigue corresponde a la Carta de Santiago (Nuevo Testamento):
Hermanos, que no sean muchos los maestros entre ustedes; sepan que los maestros seremos juzgados con más severidad, Y no olviden que, como todos, cometemos errores.
Si alguien no peca con su lengua , es un hombre perfecto, capaz de dominar toda su persona. A los caballos les ponemos un freno en el hocico para dominarlos: con el freno sometemos todo su cuerpo. Lo mismo los barcos: por grandes que sean y estén impulsados por fuertes vientos, el piloto los maneja con un pequeño timón. Del mismo modo, la lengua es algo pequeño, pero que puede mucho.
Basta una llama pequeña para incendiar un bosque inmenso. La lengua también es un fuego. Es un mundo de maldad nuestra lengua; mancha a toda la persona y comunica el fuego del infierno a toda nuestra vida: Animales salvajes y pájaros, reptiles y animales marinos de toda clase son y han sido dominados por el hombre. La lengua, por el contrario, nadie puede dominarla: es un látigo incansable, lleno de mortal veneno. Con ella bendecimos a Dios Padre, y con ella maldecimos a los hombres hechos a imagen de Dios. De la misma boca salen la bendición y la maldición.
Hermanos, no puede ser así. ¿Puede brotar de la misma fuente agua dulce y agua amarga? ¿Puede una higuera producir aceitunas o la vid higos? Tampoco el mar puede dar agua dulce.
Fin