Viajes - Angra dos Reis
Mar Brasilero:
Angra dos Reis
Tenemos previsto volver a realizar viajes de instrucción en Angra dos Reis (Brasil) a principios de abril y en agosto. Está abierta la inscripción para asistir a las charlas previas y sumarse a las tripulaciones para participar de unos días de navegación (5 a 10) recorriendo las islas de Angra dos Reis (con traslados en avión incluídos). Para pedir informes o participar de las charlas informativas comunicarse a info@navemocion.com
También están disponibles para alquilar en Angra dos Reis veleros de 32 a 42 pies. Para pedir informes comunicarse a info@navemocion.com
A continuación les mostramos algunas fotos de otra experiencia que disfrutamos en agosto del año 2001. En Instagram ubaformacionnautica y en Facebook Cursos timonel Uba Navemocion podrás disfrutar de todas las fotos de los viajes que realizamos cada año, incluido 2022
Nuestra travesía se inició en la Marina Brachuy, cercana al puerto de Angra dos Reis donde tomamos posesión del velero "Recomenzando", que sería nuestro hogar por los siguientes 7 días. A partir de ese puerto fuimos recorriendo numerosas islas* hasta llegar al límite del continente, donde pusimos proa a la Ilha Grande y dimos la vuelta a la misma por mar abierto (ver carta). Una vez que ingresamos a la cara de la isla que da al continente nos dedicamos a recorrer las numerosas bahías existentes en esa zona, que albergan paisajes paradisíacos. El clima nos acompañó, ya que las temperaturas se mantuvieron siempre cercanas a los 27º, permitiéndonos zambullirnos y bucear todos los días en las cálidas y transparentes aguas.
Acá podemos ver parte de nuestro recorrido en Isla Grande, la línea inferior indica nuestra travesía por mar abierto.
Navegando hacia la próxima isla...
"Angra dos Reis: ¿Sería así la puerta del Paraíso? Si no lo era debería ser muy parecida. Eso sentí yo al virar la punta de Joatinga: agua clara color esmeralda, viento suave, islas verdes, arena blanca, calor...Cualquier esfuerzo hecho para llegar hasta aquí se justificaba, desaparecía, se esfumaba en la magia del lugar. Esto sí, era el placer de navegar...Y yo estaba arribando, con el Vito, aleluya!. Anochecía cuando recalé en la primera ensenada, entrando, a la izquierda de la bahía. Como sólo tenía las velas para llegar, lo hice con cuidado, tratando de arrimar lo más cerca posible de la costa, sin pegarle a ninguno de los barquitos pescadores fondeados, como para no dar mala impresión de entrada...Tiré el ancla y al levantar la vista, un millón de luciérnagas agujereaban la noche, haciendo de candilejas al coro polifónico de ranas cantoras, víboras silbadoras y sapos cancioneros que me daban la bienvenida.... Lo que encontré a la mañana siguiente era mucho mejor de lo que mis expectativas suponían. Farallones de piedra negra y ocre, de más de quinientos metros de altura, con sus pies hundidos en la floresta, rodeando el poblado, de no más de cincuenta casitas. Una playa de arena amarilla sembrada de palmeras y flanqueadas por rocas en forma de huevos gigantescos, enmarcaban Pouso. Así se llama el lugar donde el tiempo parece detenido y los únicos sonidos que se perciben son el jadeo del mar, el canto de los pájaros y las voces cansinas de sus habitantes. No hay calles, no hay autos, no hay motos y el único acceso al caserío es a través de sus propios barquitos de pesca. Amanecía y me llegaba el olor vegetal de la tierra, junto con el trinar de docenas de pájaros. Cerca unos pescadores en canoas hechas de troncos recorrían un espinel compitiendo con los cormoranes, que se zambullían y reaparecían con peces plateados en el pico. El agua verde claro invitaba a nadar, el sol recién salido calentaba, "El placer de los Dioses!"